Aromaterapia Testimonios

Aceites esenciales y quemaduras

El espliego, un aliado para quemaduras
Foto cortesía de halfhandau

Es un mundo particular este en el que vivimos. Hemos perdido parte de ese contacto con la naturaleza, de esa conexión con los remedios naturales de toda la vida, los de nuestras bisabuelas, “curanderas” en muchos casos. Parece que incluso hubiera una rivalidad entre la medicina natural y la moderna, sin darnos cuenta de que pueden ser complementarias uniendo sus fuerzas.

A menudo recibimos mensajes de alumnos, clientes o amigos explicándonos sus experiencias con los aceites esenciales o la cosmética natural. Nos encanta ver la ilusión de la gente cuando comprueba lo mucho que les ayuda y los extraordinarios resultados que se obtienen, siempre con productos de calidad y mucho cariño, como no puede ser de otra forma con algo hecho por uno mismo.

En esta ocasión, queremos presentaros de primera mano un caso muy serio en el que el conocimiento, la sangre fría y el buen hacer de Belén, le ayudaron (y de qué manera) a paliar las consecuencias graves de un accidente doméstico. Porque, como decíamos al principio, en nuestras queridas plantas podemos encontrar unos grandes y olvidados aliados.

Aquí os dejamos la historia que nos cuenta Belén. Muchas gracias por compartir tu experiencia.


EMOCIONES A FLOR DE PIEL
 
Soy Belén Segura, nací en Úbeda (Jaén) el  1 de junio de 1974, y vivo en Girona.
Hace poco más de un año entré en el mundo de la aromaterapia la cual practico a diario y está suponiendo para mí una evolución tanto personal como profesional.
Tengo que reconocer que me llena de orgullo y satisfacción cuando aplico mis conocimientos con otras personas y obtengo buenos resultados. Además el ver la expresión de sus caras, llenas de asombro y gratitud es realmente extraordinario.
Es  increíble tratar al cuerpo, mente y alma…con estas quintaesencias que nos ofrece la naturaleza.
El pasado día 7 de diciembre tuve un accidente doméstico, estaba cocinando y me eché encima de la mano izquierda todo el aceite caliente que había en la sartén…UF!!..qué hice?, lo primero de todo gritar desesperadamente y llorar. Qué dolor!!, no podía mover la mano, sólo sujetarla por la muñeca fuertemente, era como si me la estuvieran cortando y como si sujetándola limitara el dolor para que no me subiera hacia el brazo.
Rápidamente pedí un tallo de aloe vera de la planta que tengo en el jardín, y saqué la pulpa y me la puse encima de los dedos y por toda la zona que me cayó el aceite, me refrescaba muchísimo aunque la pulpa enseguida se calentaba y tenía que poner otra. Seguidamente cogí el aceite esencial llamado espliego macho (lavandula spica) indicado especialmente en casos de picaduras (avispa, medusas, escorpión…)  y quemaduras graves (llagas, ulceras…), y además propiedades antiálgicas y analgésicas. Me eché desesperadamente de forma muy continuada, prácticamente cada dos minutos. Se me calmó…y en el momento que sentí alivio un poco más duradero preparé una mezcla de aceites, todos ellos con propiedades antiálgicas, desinfectantes y cicatrizantes. Y empecé a untarme esta mezcla, realmente fue asombroso,  el dolor desaparecía durante una hora…y poco a poco fue alargando el tiempo de su efecto. Pasé toda la noche así, untándome la mezcla.
Por la mañana amanecí con los dedos muy hinchados y algunas zonas de las quemaduras llenas de líquido, ahora ya no sabía que hacer, si pincharme las ampollas o dejarlas, así que me fui al médico. Alucinaron, decían que como pude aguantar con quemaduras de segundo grado sin tomar ningún calmante, y me pincharon las ampollas para vaciar el líquido. Entonces pude mover un poco los dedos, ya que con las ampollas era imposible la flexión.  A todo esto tengo que comentaros que la sensibilidad de los dedos era nula, notaba un hormigueo constante y si me tocaba en la masa de los dedos no los sentía.
En fin que tuve que ir al médico todos los días para que vieran como evolucionaba, me vendaron toda la mano y me hacían curas, el tercer día tenía un aspecto feísimo, muy negro, sin sensibilidad,  y se asustaron porque parecía que me había llegado al hueso del dedo índice, por suerte no. Total que cuando llegué a casa decidí hacerme simultáneamente yo mis propias curas, seguí con mis aceites y además por la noche me unté todos los dedos con miel (es cicatrizante, antiséptica…) y espliego.
A los pocos días tenía un aspecto evidentemente más saludable, y cuando empezó a saltarme la piel quemada entonces seguí con aceites regeneradores (espliego, palo de hô, laurel y caléndula). He estado todo el mes de diciembre así, pero mi mano está estupenda aunque los médicos me dijeron que me hiciera a la idea que no me iba a quedar nada bonita y que me costaría recuperar la sensibilidad.
En fin, aquí os dejo mi experiencia para cualquier persona a la que pueda ser de ayuda.

Hasta la próxima.

Belén Segura
Reflexóloga

Si queréis consultar con Belén lo podéis hacer a través de su mail:

Oloresquedanvida@hotmail.es

 

Antes de utilizar cualquier aceite esencial es importante leer las precauciones a tener en cuenta.

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